Hoy terminé de leer el libro de Chris Kraus, Where art belongs, en la plaza mientras Félix jugaba con un Elías (de ocho años) con una pistola de plástico que no sé de dónde sacó ("mamá a vos no te gustan las pistolas porque sos mujer").
Voy a tratar de resumir porqué me gustó el libro:
Obviamente no por el mundo del arte ni los artistas de los que habla que bueno, son nada más que artistas y ya sabemos lo que hoy podemos esperar de los artistas que no son tan tan interesantes. Lo que me fascinó de este libro es su calidez: Sentí que leer su libro era como pasar un día con ella, mirando las cosas que ve y conversando con los artistas con los que conversa y pensando las cosas que piensa erráticas y fragmentarias sobre el mundo que la rodea. tiene algo tan fantásticamente cálido una relación tan viva con la escritura. Eso me parece lo más difícil de hacer al escribir un libro, que la persona que lo lee se sienta cerca de la persona que lo escribe es un acto tan raro de amor.
Me gustaría escribir así.
Hay una frase en el libro que dice "si querés controlar el resultado controlá el proceso" Y creo que finalmente todo se reduce a eso en la literatura, el proceso, el proceso, el proceso. Si no cambio el proceso no cambiaré el resultado.
Y ahora que terminé este de Chris Kraus mientras espero que Jake me traiga los otros dos que ocmpré por amazon voy a leer el prólogo de uno de Donna Haraway que se llama SF Speculative Fabulation, que Clau me bajó y me mandó por mail.
Cito un fragmento de la tercera hoja:
It matters what matters we use to think other matters with; it matters what stories we tell to tell other stories with; it matters what knots knot knots, what thoughts think thoughts, what ties tie ties. It matters what stories make worlds, what worlds make stories.
martes, 6 de septiembre de 2011
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1 comentario:
gracias ceci. qué lindas cosas pensaste.
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