Y llegó el día en que la mercancía empezó a prometer más que la revolución. Ambas tienen en común el hecho de prometer y no cumplir. Pero la promesa de la mercancía es siempre renovada, la revoluciíon, en cambio, deja a hijos eternamente ofendidos y decepcionados, que con frecuencia desarrollan resentimientos o se agrupan en partidos gobernantes. A nivel formal y en cuanto a su falta de historia, la música pop está más cerca de la mercancía que de la revolución, en cuanto a contenido, su eterna promesa está más cerca de la revolución: su objetivo es un mejoramiento de la vida.....
Hoy, ya ninguna mercancía promete la revolución. Hoy, se llaman perfumes y champagnes "revolución", lo que no quiere decir que la publicidad se haya apropiado de la revolución, como con frecuencia opina algún diagnosticador, sino todo lo contrario: revolución se ha vuelto una categoría tan vacía como "exquisito" o "excelente". La música pop ha perdido ese lugar intermedio, esa pardoja performativa que decía: compráme porque lo que yo ofrezco no se puede comprar!
(de: Musikzimmer, Diedrich Diederichsen, kiwi, Berlin, 2005)
jueves, 1 de mayo de 2008
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1 comentario:
buenisimo!
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