En una entrada aterior de est blog, se menciona un concurso en el que regalan una bicicleta. Santiago Llach leyó mi entrada, se entusiasmó y escribió el poema que cito a continuación, de una sola sentada según dice en su facebook. Pienso que las condiciones que generaron el poema son tan parte del poema como el poema mismo, es decir que mi blog es parte de su poema y su poema es parte de mi blog.
Nombre de la obra Yo te canto, jurado bicíclico
Nombre del participante Santiago Llach
Nacionalidad Argentino
Edad 36
Dirección xxxxxxxxxxxx
Número de teléfono xxxxxxxxx
Correo electrónico
Señores del jurado
considero que la idea de la muestra es magnífica
y creo que si no me otorgan la bicicleta
son unos reverendos hijos de puta.
Soy editor externo del Grupo Planeta de Argentina
y agitador de la literatura underground de Buenos Aires:
si no me premian
van a saber de mí.
Tengo solamente tres páginas
para cantarle loas a mi bicicleta;
soy de explayarme
y no sé si me alcanzará el espacio.
Pero déjenme entrarles por otro lado:
mi actual bicicleta
tiene una sillita para mi hija Benita
que tiene 5 años.
Me divorcié hace dos
y tengo otro hijo, León.
Como consecuencia de una depresión que empezó en el año 2003
acentuada por la circunstancia del divorcio
empecé a consumir alcohol y cocaína de manera intensa
para lo cual incurrí en deudas numerosas.
Por fortuna realicé un tratamiento
y pude superar el problema de abuso de drogas.
Ahora pedí un crédito blando del gobierno para inquilinos
y compré un departamento en el centro de la ciudad
donde puedo estar con mis hijos.
Cuando volví a vivir a lo de mis padres
en el suburbio
con motivo del tratamiento contra el abuso de drogas prohibidas
me compré una bicicleta violeta
que vi ofertada en la vidriera
de una casa donde vendían artículos usados.
La bicicleta me costó 70 pesos argentinos.
En las bases del concurso
cuyos resortes poseen ustedes
dice que el premio
es un número indeterminado de bicicletas
a un costo de $119000 pesos chilenos por unidad.
$119000 pesos chilenos
son $700 pesos argentinos
con lo cual ustedes me estarían dando
una bicicleta diez veces más cara que la que yo tengo.
¿Qué tendrá esa bicicleta fabulosa?
Si ustedes deciden darme la bicicleta
en premio a la belleza y el poder discursivo de este poema
vamos a tener un problema
que es que la voy a tener que ir a buscar a Chile
porque supongo que el premio
no incluye el traslado de la bicicleta
al país que ustedes llaman transandino
(trasandinos serán ustedes).
Pero atentos, señores del jurado,
que estoy dispuesto a ir a buscar la bicicleta a dedo
y volver con ella, andando.
¡Estoy dispuesto a cruzar la cordillera de los Andes en bicicleta!
Qué hermoso sería.
Cruzar la cordillera de los Andes en bici
no sólo justificaría este poema
sino todos los poemas que yo pueda escribir jamás,
e incluso mi vida misma.
¡Mi vida por una bicicleta!
El cielo estrellado de los Andes sobre mí,
la verdad moral en mí
y una bicicleta rodando por el pavimento helado
de un paso rutero de los Andes.
Señores del jurado,
luego de intentar ser burgués y artista a la vez,
me decidí por mi condición de artista.
Cantarle loas acríticas a la bicicleta
para ganar este premio
no sería propio de un artista.
Lo propio del arte es la crítica,
la provocación, el deseo y la locura.
Inclusive, quiero decirles,
creo que es fascista
organizar un concurso literario
o --peor-- aceptar formar parte del jurado.
Someter al arte a una competencia
es reproducir las condiciones de explotación
del sistema de producción capitalista.
Pero bueno,
sabemos que el arte
es en verdad un dispositivo de control, clasificación y sujeción social.
Sabemos que el arte
no es un producto libre
sino un sistema de capitalización simbólica,
un sistema de acumulación
cuya función en la sociedad
es proveer argumentos justificatorios
para la opresión del hombre por el hombre,
brindar consuelo
para que los perdedores en la lucha por la vida
no se organicen ni se rebelen
en contra de los poderosos y los ganadores.
Entonces no se trata
de someter a juicio a los individuos,
a los jurados, poetas, artistas, curadores
y demás engranajes de ese sistema de explotación
llamado arte.
Ni se trata de cantarle loas al arte
ni de justificar la propia sensibilidad
haciéndose pasar por bicicletero
o por amante de las bicicletas.
¡Ni siquiera en un caso como el mío
en que justo coincide esta convocatoria competitiva artística
con un período de mi vida
de intenso amor por las bicicletas
y también con un período de mano floja,
en que al contrario de la tradicional lentitud para producir arte que caracterizó a mi vida,
ahora los versos afloran sin demasiado control ni exigencia!
Soy un bicho urbano que desde su casa del downtown de una megalópolis latinoamericana
sale en bicicleta constantemente
munido de un ipod prestado
inmune a los ruidos asesinos y a los autos asesinos
y a los colectivos genocidas
que circulan por la ciudad.
A veces llevo en ella a Benita
(sólo cuando el trayecto tiene un mínimo nivel de sanidad)
y León va en su propia bicicleta,
fascinado, le fascina.
Los fines de semana
vamos a la casa de mis padres
y salimos a pasear por la bella costanera de la parte norte del conurbano.
Un par de veces
llegamos hasta la cancha de River
y otra vez incluso más allá.
Después volvemos en tren hasta la estación Retiro
y de ahí a mi casa.
¡Puedo contarles también
que durante todo el año 1989
planifiqué con mis compañeros del último año de la secundaria
un viaje hasta la Patagonia en bicicleta
pero a último momento
mis colegas me fallaron!
En fin, señores jurados,
espero haberlos entretenido
como monito de circo;
no tengo dudas de que seleccionarán estos versos
para ser expuestos
y que me concederán merecidamente
esa bicicleta que tanto ansío.
Mi novia
también mandará un poema
y volveremos juntos, cruzando la Cordillera de los Andes en bicicleta.
Por último, tengan en cuenta
que sin duda este poema
causará un buen impacto en el público de la muestra;
mucho mayor que cualquier tontería lírica.
Los saludo atentamente.
domingo, 28 de septiembre de 2008
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3 comentarios:
muy lindo poema,
tiene el buen humor de henry paulson y el optimismo de ben bernanke /
Excelente!!! a mi me encanta como escribe Llach, pero recomiendo borrar el teléfono si no querés ser la causante de que a Llach le pase algo parecido a esto: http://maguila.com.ar/lerner/
mientras el jurado decide nos podemos entretener leyendo esto al respecto
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