Ahora coloco algo en este océano. El mar lo cubre, las olas rompen contra mi objeto. Se sumerge, vuelve a aparecer, cambia de forma, la mantiene, se moja y absorbe el agua, se seca y nada en la superficie. No es posible saberlo de antemano, pero todo parece ser un éxito: se ha asentado una huella en este gran mercado, inabarcable y sublime. Hemos clavado una estaca concreta en el desierto de la abstracción. Lentamente, surge territorio alrededor de nuestras acciones: escuelas, conceptos, relatos históricos, puntos de referencia. Un terreno fértil ganado al mar (los artistas posteriores no volvieron a experimentar los mismos instantes de sublimidad).
de sicodelia y ready made, diederichsen, el libro que estoy terminando de traducir
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