Querido Timo, la parte que hablás de la poesía de tu país con fastidio la saqué, porque pienso que siempre, igual, en la poesía, la que sea, siempre algo se va a poder encontrar, así que bueno, me tomé la libertad de editar tu carta-poema y dejar esta parte que es más misteriosa... Entiendo eso que decís que hay que encontrar nuevo público para la poesía, pero eso se va a dar solo, no tendria que ser un programa, me parece...
gracias por enviarnos noticias de allá. Yo sigo acá viajando dans ma chambre, espero que nos veamos pronto.
C
"En este momento toda el mundo se instala en Berlín
enloquecido, descubren los mejores clubes, hasta
Lady Gaga baila en el Berghain, confieso que
no sé dónde queda. El otro día lo estuve buscando
por curiosidad. Odio Berlín y esa movida, pero hay
cosas que me siguen gustando: Su laberinto.
Agarré una calle – donde me dijeron – por la Terminal
del Este. Una calle larga y sin horizonte. Pasando
por los macromercados clónicos del momento
caminando más de dos kilometros y pensé
si esta es una bocacalle me suicido – ya
no pienso volver por ese baldío nunca y
resulta que al final me topé con una rotonda
con un cartél que decía “Aquí no hay paso
para la Warschauer Brücke“, pero sin embargo
insistí, me lancé, porque yo ví que había
una puerta al fondo de un arrenal alambrado
y estaba abierta y me conducía a una escalera
que subía, subía, y a mí, me daba vértigo
mal y casi me caigo pero al final llegué
a otro pórtico abierto y me encontraba en
Warschauer Brücke. Ahí me encariñé de vuelta
- sin querer queriendo - con la capital alemana..."
Timo Berger
miércoles, 19 de mayo de 2010
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