martes, 11 de mayo de 2010

mañana dejo de fumar y empiezo a escribir una novela con un argumento increíble que se me ocurrió.
pero increíble increíble.
lo único sí, tendría que viajar a Londres.
y justo me escribe un amigo de Londres,
mi amigo millonario.
Tengo un amigo millonario, pero realmente millonario. Más millonario que cualquier millonario de acá. Si me invita o no me invita a Londres da lo mismo porque yo la novela la voy a escribir igual, inspirada en las cosas que vivimos en el año 2001 en su penthouse.
Además de ser millonario es la persona que me dio el mejor consejo que me dieron:
Hacerse rico es como jugar al ajedrez.
Pero bueno, no quiero adelantar nada de la novela. Me da exactamente igual ser rica o pobre. si fuera rica, eso sí, la plata la donaría a la subcultura, no al gran arte, ni a la cultura alta, que quede claro, a la subcultura. A los pobres y a la subcultura, nada más.
Acostada en la cama, después de tomar un whisky pienso en las cosas más dispares
me acuerdo de cuando leíamos con un amigo los poemas que escribió Allen Ginsberg antes de morirse, estaban muy buenos. Eran de una editorial mejicana de tapas marrones, esas ediciones del uno a uno que ya no se consiguen más
Pienso en lo que me dijo Claudio, hae poco, un día que yo lloraba y balbuceante intentaba hablar, preguntarle por qué por qué?, como en una telenovela: los movimientos del espíritu no necesitan palabras. Por momentos me parece cierto y por momentos pretensioso pero seguro que tiene razón. Aunque la respuesta fue arrogante de su parte. Un punto menos para él: una verdad así se transmite sin que el que la debe recibir se sienta humillado. En fin
De ese pensamiento salto a otro que es el siguiente: qué pasaría si desapareciera la matemática? : se vendría el mundo abajo, y si se acabara la poesía?: no pasaría nada absolutamente nada, tampoco pasaría nada si desapareciera de la faz de la tierra el arte contemporáneo. Sólo las paredes de los millonarios (como mi amigo, que precisamente hizo una galería en su casa de Londres) se quedarían vacías. de repente, como un telón que se cae y las paredes quedan blancas.
Quiero abrir un local pintado de negro sin nombre solo negro donde no se venda nada y donde solo se lean poemas.
Pero son fantasías totalitarias, típicas fantasías totalitarias de los artistas que ya han existido repetidamente desde al menos hace dos siglos. La fantasía de controlar el mundo.
Quizás, al fin de cuentas el mercado no esté tan mal. Pero me quedo con las subculturas y los mundos cerrados de éstas. Me gustaría ser millonaria para abrir cien tu ritos y cien bellezas y felicidad

4 comentarios:

emmanuel sticchi dijo...

siempre me quedé con ganas de conocer bellezas y felicidad.

Marina dijo...

te robé unos pedacitos de posts.

dale cecilia, sí sí sí, dejá de fumar, escribí una novela, alquilá un local yo te ayudo a pintarlo de negro.

Cecilia Pavón dijo...

gracias por tu coment marina, me alegró la mañana. hoy pasé por tu negocio está muy lindo quería comprarme ropa en greens pero estaba cerrado. qué tranquilo todo por la mañana ahí,
besos!

{ maría } dijo...

ay sí sería muy copado el lugar pizarrón
y lso tu ritos y bellezas y felicidades
yo también te ayudo
maría